martes, 2 de noviembre de 2010

Los Grullos que no amaban a los frijoles

Fueron años de sumisión grulla, en los que a pesar de creernos libres debíamos pagar tributo a los amos del nuevo Mordor, dos ojos en llamas que conformaban una única entidad de mil formas llamadas y con innumerables CIF´s dados de alta.

Años de llevar con nosotros una leve infección provocada por malas praxis, turbias operaciones y cosas que nunca se dijeron a pesar de lo necesario de decirlas.

PUMBA!! el nexo que unía la pequeña comunidad del anillo de cuero negro desapareció, se esfumó hacia tierras baldías. Algunos quedamos, durante meses tratando de limpiarnos de encima el salpicón de perro grullo que aun nos ataba a Mordor.

En mi caso, no quedaba más remedio, había que sacar la espada de una vez por todas y soltarlo todo de golpe, estallar de una vez y a tomar por culo la bicicleta, esperando un resultado de muerte y destrucción, pero que al menos me otorgara libertad y descanso eterno.

SORPRESA!! Contra todo pronóstico, los oscuros Grullos se repliegan, agachan las orejas, piden nuevas negociaciones, con buenas palabras, buenas intenciones, sonrisas pacificadoras. Un pacto difícil de rechazar.

Pero no nos engañemos, el reverso tenebroso puede tener muchas caras, y tarde o temprano volverán las malas praxis y mi merced andará de nuevo sumisa, sumida y quien sabe si de nuevo sumergida. Y sin embargo, son tiempos difíciles, sería estúpido al rechazar una oportunidad cuando tantos otros ni siquiera la tienen.

Menudo dilema el de un servidor.... ¿Dónde se hacen los cursos de la Junta para controlador aéreo?

lunes, 1 de noviembre de 2010

SUEÑOS

Zarpa el barco.
Lentamente sube el ancla, suenan los motores de arranque. La tripulación en sus puestos y salimos del puerto.
Miras a un lado y otro y denotas ambos lados de la moneda, aquellos que vociferando, haciendo aspavientos apoyan tu partida desde la orilla y los que desde el hormigón del puerto o incluso desde la quilla de otras embarcaciones miran con recelo la marcha del buque.
Nadie dijo que navegar por estos mares fuera fácil. Como todo en la vida, los primeros momentos de la travesía se hicieron largos, duros, surgieron dudas, pequeños "motines", que con el tiempo y tras largas charlas en los camarotes de los marineros se solventaron de buena manera.
Poco a poco la travesía se hacía más tranquila, llevadera, la furia nocturna del mar se manejaba con decisión y acierto para seguir nuestra ruta con las primeras luces del día, con el Alba.
¿Recuerdas nuestro sueño? Charlaba con un compañero de fatigas sentado en la popa mientras contemplábamos las olas que el buque dejaba a su paso.
¡¡Tierra a la vista!! gritó alguien al atisbar una minúscula parte de nuestro sueño.
Ahora gracias a tantas y tantas cosas y gracias a tantas y tantas personas que me resulta casi imposible enumerar, estamos más cerca de nuestro sueño y lucho cada día por no despertar.

Hiru.-