jueves, 2 de septiembre de 2010

Cádiar


8:00 de la mañana, o de la madrugada, como quiera verse. Casi levitando llego a la ducha. Pedro duerme y no conviene despertarlo por la salud de mis tímpanos y el temor a un desprendimiento, ocasionado por el generoso poder decibélico de mi esposa, en las altas cumbres de esta alpujarra, de esta alpujarra granadina.
La ducha me recibe con chorros por arriba, por abajo y en el frontal. Sintonizo la primera emisora que pillo y cierro otro ratito los ojos. Agua caliente y espejos por todos lados. Es la primera vez que me ducho en una cabina de hidromasaje, eso sí, de las más básicas. Caigo en la cuenta de que voy a ir a mi primer claustro sin afeitar, pero es que mi imagen va a ser así siempre, con lo que mejor que se acostumbren desde ya. Convencido. El café con leche me regala unos minutos en el balcón, en el frío del balcón. No hay tiempo para más, al coche y a Órgiva. 

Cádiar y Órgiva están separadas por 45 kilómetros que son, en esencia, 45 minutos de baches, desprendimientos, parches de asfalto mal avenidos y unas vistas tan espectaculares que casi se te olvida que estás conduciendo. Durante el trayecto no falta de nada: la anciana con más años todavía que camina por la carretera con su bastón y un frío de mil demonios; el abuelo que espera sin prisa alguna que el sol salga de entre las nubes bajas con su bastón sobre un quitamiedos y, como no,  el flipao que con el renault tuneado te adelanta en una curva a una velocidad tres veces superior a la aconsejada. Esto es la sierra.

Comienza el claustro en Órgiva. "Azi zi, Azi no, ezo no ez y ezo zi". Gente buena y trabajadora. Muy buena impresión inicial. Un ratito más de coche y Cádiar se dibuja de nuevo ante mí. Potaje de habichuelas y a dormir la siesta. Al levantarme, con Pedro, hemos salido al balcón a ver como Bérchules sigue todavía colgado en la montaña. Este fin de semana nos quedamos aquí, en Cádiar.


6 comentarios:

  1. En cierto modo, y con todo lo incómodo que seguro lo es, me da la sensación de que en el fondo, y a ratos, disfrutas con tus DESTINOS. A tí siempre te ha gustado esto, sierra, aire fresco en la cara mientras degustas un gran café nespresso, capturas fotográficas del lugar, tipo anciano con cigarro medio caido sentado en el quitamiedos, la sierra inmensa, que ni con tu copito eres capaz de abarcar.
    Paciencia hermano y disfruta de esos ratos.
    Un beso enorme para los tres.

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  2. Pues llevas razón Don Vicente. Además, lo has explicado perfecto: "en cierto modo, en el fondo, a ratos, ,..." esa es la justa medida cuando combinamos las palabras DISFRUTAR y DESTINOS. En la mente siempre perduran los días 1 de Septiembre en San Joaquín y, casi sin querer, os dibujo en los nuevos compañeros, imagino quién sería cada cual, pero luego, en el coche, de vuelta, advierto que las bondades de la sierra tienen poco que ver con la ruidosa y calurosa calle Isaac Peral.

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  3. Y si nos mudamos todos allí?? Siempre he pensado que el negocio de la gaseosa de fresa debe ser expandido, pueblo a pueblo, como una silente revolución del sabor.

    Ya tenemos el leit motiv!! Todo el mundo a hacer el petate.

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  4. Pues nada cualidad, sed bienvenidos a estas agrestes tierras. Yo os proveeré de una recua de mulas, diestras en senderos alpujarreños, para que se os hagan llevaderos estos tortuosos caminos. A una la bautizaremos como la Inesperada, a otra Castillo de Cástulo y, por último, a otra Periquita Melchor. Viva er gachi!!

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  5. Cawendié, no pinta nada mal este nuevo destino, seguro que en menos de un mes ya tienes nuevas, jugosas y desternillantes peripecias y situaciones con tus nuevos vecinos rurales.

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  6. Ya iré contando Martinelli. Ya dispongo de algunas historietas que seguro os sorprenderán.

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