sábado, 11 de septiembre de 2010

Viaje a EGIPTO - Capitulo 2: La sociedad

Empezamos desde una de las poblaciones más pobres que he podido ver en persona, ASWAN, famosa por su presa, construida gracias a la ayuda de Rusia y con la que se salvan miles de vidas humanas y pérdidas de cultivos y propiedades por las temidas crecidas del rio Nilo. Imaginen sus mercedes que aquí lleváramos al turista a ver las presas de Paquito, e imaginen pues lo importante que es para ellos como para ponerlo en las rutas turísticas. Y terminamos el viaje en el Cairo, ciudad superpoblada donde conviven pacíficamente y con respeto Islámicos y Cristianos.

Lo que más me ha llamado la atención ha sido la forma de vida tan distinta que llevan con respecto a nosotros. Para nosotros el orden de las cosas empieza por el trabajo o por la familia, y nos es muy dificil conseguir compaginar las dos cosas. Pero para ellos, los musulmanes, o los Coptos en menor medida, lo primero el Dios. La religión es lo mas importante y todo lo demás queda en un segundo plano.

Añadan a la imagen que se están formando el hecho de que cuando fuimos estaban los musulmanes en pleno Ramadán. Paraban lo que sea que estuvieran haciendo, insisto, lo que sea, seia veces al día para rezar. No comían nada y lo peor aun, no bebían ni una sola gota de agua en todo el día, a pesar del calor y la deshidratación que provoca la humedad, para que al menos una vez al año recordaran lo afortunados que son de no ser pobres (y ganan 200 euros de media al mes) y despertar así la caridad con los que más lo necesitan. Efectivo, pero a mis ojos una gran putada. Y cuando les preguntamos acerca de esta "obligación", aunque ofendidos respondían con la amabilidad que les caracteriza a los egipcios que no es una obligación, si no un ritual que con mucho gusto llevaban a cabo para estar más cerca de Dios. Cierto que para un creyente, esto debe ser tela de reconfortante.

Otra cosa que me gustó mucho es su rechazo abierto y pleno a cualquier rama extremista y radical que ensucie su imagen. No tienen miedo de decirlo, e incluso los hombres afeitan sus barbas y visten de manera más occidental para evitar que el extrangero sienta ese irracional rechazo y miedo al Islam. Yo mismo reconozco que tengo muchos prejuicios, un mecanismo algo difícil de controlar, y creo que parte de la culpa es de los medios de comunicación. Otra historia a ser debatida en otra ocasión.

Ese rechazo, junto con permanente sonrisa, su esfuerzo por aprender los idiomas de todos sus vititantes (conocimos a un cegal que hablaba 5 idiomas y un español de cátedra), la amabilidad, y no hablo de trabajadores de agencias de turismo, hablo de la gente de la calle.

Si bien es cierto que las mujeres, a nuestros ojos, siguen estando por debajo del hombre, aunque ellas mismas digan que no lo sienten así. Y no solo hablo de la obligación de llevar pañuelo y no poder enseñar chicha alguna. Como es algo que han mamao desde pequeñas, a ver que occidental las convence de que eso es malo para ellas y que deben desobedecer a sus creencias y a su familia. Al menos, como dije antes, rechazan el Burka y pueden salir libremente con los amigos hata que se casen.

En fin, toda una experiencia que nos ha ayudado a abrir un poco más la mente y a entender y respetar esas formas de vivir tan distintas a la nuestra.

1 comentario:

  1. Siempre que se sale del cortijo se aprende algo. Bueno o malo, pero siempre se aprende.

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