viernes, 16 de julio de 2010

El cuento de la Pterophyta

Érase una vez un mundo gobernado por muebles de nombres impronunciables, llamado IKEA, el reino sueco del aglomerado, en el que existía una provincia llamada Decoración. Y en ella habitaban toda suerte de seres decorativos: Relojes, Marcos, Espejos, Cuencos, Velas...

Y en una recóndita estantería de esa provincia, habitaban unos seres que habían nacido escasos días atrás en algún lugar que ya no recordaban. Y estos seres vivían en casas de cerámica blanca. Y las casas estaban llenas de tierra negra traída de algún lejano lugar de este mundo que nunca verían sus ojos. Y de esa tierra salían ellas, las Pterophytas. Y tampoco recordaban cómo.

Eran verdes, flexibles y delicadas, con hojitas pequeñitas recién nacidas.

Y no entendían cómo funcionana el reino de IKEA, un mundo en el que otros seres llamados Personas pasaban horas mirando los muebles, quizás para elegir alguno, quizás para llevarlo a su mundo. Pero eran estúpidos, por que a veces andaban en círculos, a veces se perdían, y algunos morían de hambre, o se quedaban a vivir e IKEA para siempre. A veces cuando habían elegido un mueble y se iban, tenían que volver otra vez, por que ya no recordaban su nombre...

Y a veces, alguna de estas personas elegía a una Pterophyta y se la llevaban a su reino. Ellos las llamaban "Helechos". Y la mayoría de las Pterophytas lloraba, por que, aunque eran de apariencia simple e inanimada, sabían que con las personas no vivirían más de un año, algunas tan solo algunos meses, otras ni siquiera una semana. Pero asumían su destino. Por que eran recias, por que eran fuertes.

Hubo una vez una de estas personas, que en el reino de las personas había creado, y redundo, un pequeño grupo de creativos. Y estos creativos, después de haber estado algún tiempo en un tenebroso reino llamado Mordor, donde el Grullo vampireaba mientras las personas trataban de sobrevivir, habían al fin encontrado un lugar para empezar a crear cosas. Y para este lugar necesitaban muchos elementos decorativos, de modo que el rey de los creativos, llamado por sus seguidores Gerentillo, viajó acompañado de otras personas al reino de IKEA.

Y, sin querer, sin buscarlos, llegó a la perdida estantería de los Helechos, y decidió quedarse con varios de ellos. Y los Helechos asumieron, como siempre hacían, su destino y aceptaron pertenecer hasta el final al Gerentillo y sus creativos.

Su viaje comenzó cuando las manos del Gerentillo los sacaron de su estantería y los llevaron a la cinta transportadora de IKEA, y de ahí a las afueras del reino. Y vieron por primera vez el cielo. Y era azul, y en medio una gran bola de fuego que lanzaba luz y calor. Y después entraron en el coche, donde había unas rendijas que expulsaban aire frío, y el cambio tan fuerte de temperatura hizo mella en sus pequeñas hojas. Pero siguieron adelante. Por que eran recias, por que eran fuertes.

Y llegaron a Linares, el reino de los bares. Y entraron en el lugar de crear cosas de los creativos, pero allí pronto empezó la dura batalla de la supervivencia: la sed por descuido de los creativos, los mortales cambios de temperatura a causa de las rendijas de aire frio y caliente que ahora aparecían por el techo, la soledad...

Pero había un Helecho especial, de raza espartana, duro, resistente, fuerte, alegre. Que con la ayuda de su dueño, un creativo llamado Frijoles por el Gerentillo, que le proporcionaba agua, le procuraba un sitio fuera de los envites de aquellos aires malditos, y que por las mañanas le cantaba con el alma legendarias canciones del Metal Gutural. Y solo sobrevivió él. Por que era el más recio, por que era el más fuerte.

Y cuando el humo negro generado de nuevo por Mordor, con ayuda del monstruo Crisis y otros demonios mitológicos destruyó definitivamente al grupo de creativos, frijoles, en el último momento, pudo salvar su Helecho y llevarlo a su casa.

Y allí sigue, viviendo, creciendo, y escuchando el Metal Gutural del que se deleita en su nuevo hogar.

Y yo, el que escribe, soy Frijoles.

Y este es mi Helecho.

2 comentarios:

  1. Conmevedora historia, narrada aún mejor, sí señor!

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  2. Me ha emocionado Frijol.
    Cierto es que visitamos el reino IKEA y adoptamos tres "helechos". Cierto es que sufrieron descuidos y que el tuyo, por ser el más fuerte y, hay que decirlo, el mejor tratado, ha conseguido superar el Gutural y otras rarezas del que lo riega.

    Enhorabuena por la entrada y por el ancestral helecho.

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